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Conoce qué son y cómo se tratan los relaves mineros en Chile

En una nueva edición de Cambio de Grado, el meteorólogo Jaime Leyton conversó con Mario Vera, académico del Departamento de Ingeniería de Minería de la Universidad Católica, sobre los relaves en Chile.

Un relave minero es un desecho de la industria de la producción de cobre o de otros metales que se forma en el proceso de extracción de mineral. Cuando se extrae el material se muele hasta quedar con una textura fina similar a la arena, posteriormente pasa por un proceso llamado flotación en solventes, en el que se extraen los minerales que tienen cobre, el restante de esta acción, es decir lo que no posee mineral, se conoce como relave.

El relave es una pasta líquida que, al ser un desecho, las empresas mineras deben disponer hacia los tranques de relaves. Esta regulación se debe a que los relaves pueden tener componentes que son reactivos al ambiente bajo ciertas condiciones, como los microorganismos.

Por la existencia de estos riesgos, la industria minera se encarga de regular la construcción de tranques de relave. En Chile, la institución a cargo de fiscalizar las regulaciones es el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).

Chile es el primer productor de cobre en el mundo y tiene más de 950 relaves, de ellos aproximadamente 600 permanecen cerrados. Mario Vera comenta que algunos de los que están abandonados permanecen en manos de la Empresa Nacional de Minería, mientras que en otros casos hay personas interesadas en explorarlos para intentar recuperar elementos de valor.

Hay algunos antiguos que no tenían tecnologías de flotación óptimas que todavía tienen metales a concentraciones que podrían ser rentables. El problema es que hay que trasladar una gran cantidad de material a otra planta, lo que podría no ser conveniente, por esto muchos relaves quedan ahí por el alto costo del traslado, explica el académico.

¿Puede ser tóxico un relave minero?

En sí un relave controlado y bajo la normativa, no debería ser tóxico. Pero lo que sí puede ocurrir es que en circunstancias extremas como diluvios o sequía, los proyectos no soporten la carga hidráulica. En estos casos podría haber derrames capaces de llegar a aguas naturales y contaminarlas.

“Los relaves son, en mi opinión, uno los pasivos ambientales más grandes del mundo con las aguas servidas, se ha estimado que los contaminantes más grandes en volumen son las aguas servidas y, en segundo lugar, los relaves mineros por la enorme cantidad de roca que hay que procesar para poder extraer metales que están cada vez a una ley más baja”, comenta Vera.

En los relaves existe la estabilidad química, esto significa que si se divide en composición hay una parte que es inerte y otra reactiva. La parte reactiva está compuesta por sulfuro, azufre y hierro, “cuando el azufre se oxida genera ácido sulfúrico y baja el ph de agua, es decir, se hace ácida. Cuando el agua ácida de un relave está mal controlada, podría acarrear millones de metales a cursos de agua dulce (...) por otro lado, hay microorganismos que oxidan hierro y se genera hierro ferrico de color rojo, eso se llama drenaje acido de minas y eso en general es un problema ambiental”, detalla el académico.

¿Cómo avanza Chile hacia una gestión sostenible de relaves?

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