Conoce los envases biodegradables a base de orujo de uva

En un nuevo capítulo de Megatiempo al Día, el meteorólogo Jaime Leyton conversó con el Dr. Cristián Miranda, ingeniero de la Universidad de Concepción, sobre el proyecto que busca sustituir los plásticos de un solo uso con envases biodegradables.

 

Bajo el contexto de que Chile produce 51 kilogramos de plástico por persona al año, posicionándose como uno de los mayores generadores de basura plástica per cápita del continente, según Greenpeace, surge esta iniciativa con la finalidad de ofrecer una solución sustentable ante este problema.

 

ZEAplast en conjunto con la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción desarrolló el proyecto “CORFO 21CVC-171691” que utiliza envases ecológicos de packaging de comida rápida creados a base de orujos de uva, un residuo agrícola de la industria vitivinícola chilena.

 

Cristián Miranda explica que los últimos estudios señalan que los plásticos tradicionales no se degradan, sino que se fraccionan y se transforman en microplásticos que llegan al ser humano de distintas formas. Un estimado de tiempo para que el polietileno se fraccione son aproximadamente 200 años.

 

“La idea es reemplazar los envases de un solo uso y que tienen la vida útil demasiado corta. Tu usas el envase el tiempo en el que el delivery llega a tu casa e inmediatamente deshechas, pero tarda años en degradarse. Son miles de toneladas las que se producen de plásticos al año”, destaca el ingeniero.

 

El packaging biodegradable en cambio se degrada en un tiempo considerablemente menor en comparación a los tradicionales que, incluso, no llegan a hacerlo, pues se fraccionan. “Bajo las condiciones normadas de temperatura, humedad y compost determinado para hacer un análisis, se demora 90 días”, explica. Sin embargo, estas condiciones de estudio no son iguales a las de un vertedero, en ellos se degrada en un tiempo no más allá de 1 a 2 años.

 

La importancia de estos envases es que, al degradarse, se transforma en CO2 o en materia orgánica del orujo de uva, ya que está creado con plástico calificado como 100% biodegradable.

 

Por otro lado, la masa del envase está compuesto por un 15% de orujo de uva, debido a que si se utiliza más de esa cantidad el material se vuelve quebradizo y pierde propiedades mecánicas.

 

Actualmente el proyecto se encuentra en la fase de presentación de sus resultados finales para evaluar su continuidad. Durante la siguiente etapa se toman las decisiones logísticas y se realiza la última revisión por parte de Corfo.

 

Cristián Arriagada explica que falta inversión, pues este proyecto es a través de un financiamiento público y el equipamiento que se utiliza es costoso para poder producirlo a nivel industrial. Siendo que es una innovación que todavía no se encuentra en otros países. 

 

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