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El importante desafío de reducir las emisiones contaminantes en la producción agrícola

Si bien el mundo de la agricultura tiene su lado positivo para la atmósfera en la producción de oxígeno, este rubro también conlleva una gran cantidad de emisiones contaminantes que representan una amenaza para el medio ambiente.

En particular, la ganadería es el área principal en la que existe mayor emisión de gases. Cada vaca lechera, por ejemplo, expulsa cerca de 200 gramos de metano al día, y se estima que esta industria es responsable por casi un 14% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero por consecuencia de la actividad humana.

Ante estas preocupantes cifras, ya se han puesto manos a la obra para reducir los daños ambientales derivados de estas prácticas, a través de energías renovables, cambios en la elección de ganado e incluso la implementación de dietas alternativas.

En esta edición de Cambio de Grado, Macarena del Real conversa con Eduardo Arellano, académico de la facultad de Agronomía de la Universidad Católica, para repasar las aristas más importantes del desafío de la reducción en la contaminación del sector agrícola.

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Posibles soluciones

Actualmente, según señaló Arellano, se trabaja con incentivos, tanto para los pequeños agricultores como para las grandes empresas, para lograr que se implemente infraestructura de producción basada en energías renovables, como el uso de paneles solares o fuentes eólicas. También se busca impulsar el uso de fertilizante orgánico por sobre su contraparte sintética, que causa mayor daño ambiental en contraste.

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La eficiencia de los sistemas de riego también es clave. El desperdicio de agua en esta industria es muy alto, por lo que sistemas tecnificados que puedan mensurar con exactitud la cantidad necesaria de líquido a usar para mantener la siembra resalta como la alternativa más sustentable.

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En cuanto a las acciones individuales que podemos adoptar en nuestra rutina para ayudar a disminuir el impacto ambiental, resalta la alternativa de adoptar una dieta que tome en consideración la producción de carbono. 

Como ejemplo, el consumo de productos de origen caprino significan una menor huella de carbono que aquellos que provienen del vacuno, dado que estos últimos emiten un mayor volumen de contaminantes al día. “Una dieta carnívora, por ejemplo, es cuatro o cinco veces más (contaminante) que una dieta vegetariana” explicó Arellano.

Pero no sólo la dieta humana influye. El experto señaló que, de ser alimentados correctamente, los animales de ganado pueden producir menos eructos, que también representan un porcentaje de la emisión.

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